"...el cuento literario condensa la obsesión de la alimaña, hace perder al lector contacto con la desvaída realidad que le rodea, arrasarlo a una sumersión más intensa y avasalladora. De un cuento así se sale como de un acto de amor, agotado y fuera del mundo circundante, al que se vuelve poco a poco con una mirada de sorpresa, de lento reconocimiento, muchas veces de alivio y tantas otras de resignación"
Julio Cortázar: "Del cuento breve y sus alrededores"

jueves, 25 de septiembre de 2014

Luis Landero y su absolución


Cuando lees al escritor de Alburquerque (Badajoz) percibes ese artificio macabro, humorístico incluso cínico que son sus obras literarias. Sus personajes siempre juegan a imaginar, a vivir otras vidas. Una fugaz reflexión, un destello irreal por la mente de un personaje se convierte en su modus vivendi y crea un universo irreal donde abundan las paradojas, los desafíos alocados y las vidas vacías. Para los protagonistas de Landero este juego no es más que una consecuencia de algo que debía de suceder. Si en Juegos de la edad tardía”, su novela más conocida, el bueno de Gregorio crea a Faroni un personaje tan lejano a su vida, tan diferente, que tendrá que elegir entre ese fantasioso doble y él mismo, en “Absolución” un paseo intrascendente le lleva a un altercado que descalabra su plácida realidad formada por un trabajo estable, una boda inminente, y unas personas que te adoran. Su protagonista quiere más, aunque no sabe qué, tal vez le lleve al sinsentido pero sin remediarlo necesita vivir otra vida que le redima de  sí mismo. Todo esto acompañado de un irónico humor y unos personajes curiosamente auténticos a pesar de ser estrafalarios.

Sin duda, Landero es uno de los escritores actuales más imaginativo y sorprendente. Además de ser un provocador capaz, utilizando siempre un ritmo magistral (más acertado en esta última novela que en “Juegos de la edad tardía” que en ocasiones abrumaba y se ralentizaba en  exceso), de doblar y doblar la realidad para suscitar, con ese humor inquietante que en ocasiones puede llegar a angustiar, la reflexión. Enorme.

jueves, 4 de septiembre de 2014

La mujer rota de Simone

La locura no es algo extraño, alejado, al común mortal, aunque nos pensemos lo contrario. La línea es muy fina, y extremadamente frágil. Lo es tanto que en ocasiones simplemente viviendo o amando, es decir, haciendo lo que más deseamos, podemos caer en ella. Nuestro ser está hecho para amar pero también nos puede llevar a sufrir y desenfocar nuestra vida, hasta convertirnos en un títere sin cuerdas.
A "La mujer rota" de Simone se Beauvoir le sucede. Según vamos leyendo esta "novella" (más elegante que llamarla novela corta) de la que fue escritora, filósofa, ensayista política, defensora de las mujeres y compañera de Jean Paul Sartre vamos comprendiendo el descenso a los infiernos de una mujer preparada, culta y libre. En forma de diario, somos testigos del desencanto, de la vivencia del fracaso en una pareja que parecía tenerlo todo, más bien, de una mujer que pensaba que lo tenía todo pero que, en cambio, su marido la engañaba con otra mujer. Esto lo emponzoña todo.
La novela tiene un ritmo lógico vital. El tono narrativo va variando según el estado de ánimo de la protagonista. Desde la increencia y el escepticismo, pasando por la rabia, el orgullo o la lucha por su marido; desde el replanteamiento vital, humano de relaciones y elecciones elegidas hasta caer inevitablemente en la decepción, humillación y depresión.
Según vas leyendo su diario, percibes su final trágico, pero es inevitable. Deseas que rompa, huya, grite pero la mujer rota no es capaz, no tiene fuerzas. Su vida se ha fundamentado en un falso pilar, el amor inquebrantable de su matrimonio, y ahora percibe, erróneamente, que toda su existencia es una falsa.
Es una novela triste, amarga, pero verosímil; tanto, que te da miedo el amar sin reservas. Nadie está exento en sufrir por los que quieres. Y Simone supo plasmar la fragilidad humana cuando nuestra confianza en el otro es resquebrajada.