Hace unos días leí a Borges, a Jorge Luis, -referente en cuanto a
¿todo?, discutible, aunque no en lo que a literatura se refiere-, en "Biografías sintéticas"que Virgina
era una de las inteligencias e imaginaciones más delicadas que ensayaban felices experimentos con la novela inglesa, por lo que comencé a
leer "Al faro".
Mi sorpresa ha sido mayúscula, muy gratificante, me he encontrado con una lectura profunda, hermosa. He descubierto que leyendo a Virginia es como tener todos mis ligeros y profundos pensamientos en unas líneas.; te sientes identificado con sus sueños, sus miedos e inseguridades. Te
sientas a cenar como observador en aquella mansión decrépita de la
familia Ramsey y es como si abrieses los cerebros de cada uno de los
comensales, y no son pocos, para que vayan surgiendo todas sus
conexiones, sus desidias, sus bondades, sus desprecios. (SEGUIR LEYENDO)
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