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miércoles, 22 de mayo de 2013

El honor perdido de Heinrich Böll.

Hay libros que te persiguen durante años. Algunos los compras fascinado por una publicidad engañosa, lo empiezas y, al caer en la trampa, lo abandonas decepcionado; otros, lo coges de la biblioteca una y otra vez pero nunca los llegas a terminar, tal vez por la sensación de apremio del límite impuesto, o por una falsa condescendencia ante lo que no es propio. Otros, en cambio, te los prestan y, tras dos mudanzas, tres hogares, seis diferentes estanterías y 12 años, surgen de nuevo para tí, como un buque a la deriva.
Recuerdas que ese antiguo amigo te lo pidió, y tú, violentado por la presunción de culpabilidad, le reprochaste insistentemente su insinuación y le gritaste, incluso, que ya se lo habías devuelto. En cambio, un día aparece, te sonríes recordando el momento, y comienzas a leerlo sin pretensión, sin recordar porqué no lo terminaste y se lo devolviste. Y descubres tras una o dos páginas que es una obra maestra. SEGUIR LEYENDO

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