El escritor norteamericano, E. L.. Doctorow (otro aspirante a Premio Nóbel, - no me da la vida para leer a tanto futurible galardonado-) acaba de publicar su nueva novela "El cerebro de Andrew".
Novela de ritmo vertiginoso, fulgurante, como la mente del protagonista. Frases cortas urdidas perfectamente con grandes párrafos donde una y mil ideas van surgiendo para combinarse en una suerte de puzzle imposible que quiere mostrar una realidad que el todopoderoso cerebro de Andrew interpreta.
Andrew, protagonista absoluto de la novela, es quien habla o escribe a su psiquiatra relatando fragmentos de su vida. Pero no lo relata de una manera habitual, correcta, sino extravagante, pasional, terriblemente rápida sin tiempo para reflexionarno. Si bien no se guarda nada, tampoco deja vacíos en su relato. Todo tiene coherencia, aunque cuando vamos leyendo la sensación de ir descendiendo por una montaña raudamente sin tiempo para pararnos no nos permita percatarnos, nada es fortuito en su redacción.
La historia narrada por Andrew es una vida marcada por las grandes desgracias, pero con un gran amor; una historia cargada de decepciones pero con pequeñas luces que convierten toda oscuridad en esperanza. Y, en definitiva, una historia humana universal donde hasta la posible locura forma parte coherente de un cerebro tan apasionante como el de E.L. Doctorow.
No hay comentarios:
Publicar un comentario