Hace unos días un alumno, concrétamente un peculiar y apasionado adolescente. <rara avis>,
me recomendó leer a Asimov. En un principio pensé que se trataba de una
enajenación mental transitoria producida por las hormonas, pero su
fervorosa exhortación e insistencia me hizo pensar en Isaac Asimov.
Enseguida
recopilé los diferente apuntes mentales que tenía en mi cerebro del
escritor ruso (supuse su nacionalidad y en esto acerté, aunque viviera
practicamente siempre en Estados Unidos). Además de ruso, me vino por
Asimov, científico, prolijo (en su producción artística) para mí
sinónino de literariamente pobre, "Yo, robot", supongo que por la
película, y energía nuclear. Esto último, no sé el porqué; desconozco
las conexiones y los intrincados caminos de mis neuronas).
En
fin mis prejuicios eran muchos sobretodo por lo de prolijo y nuclear,
así que nunca me aventuré y prefería acercarme a la ciencia ficción de
la mano de los clásicos como Huxley o Bradbury o el enorme Stalisnav
Lem. Pero el otro día, rebuscando en la caja de libros descatalogados de
la prestigiosa librería de mi casa, encontré varios títulos
desconocidos para mí y, entre ellos, "El sol desnudo" de Asimov. Y me
dije, esto significa algo, porqué no.
Así, terminé la desanimada muerte en Venecia de Mann y comencé a leer la citada novela con más escepticismo que pasión .
Pero
me sorprendió. Me ha gustado su ritmo, sus diálogos sobre robots o
planetas lejanos que parecen sacados, salvo por la temática, de las
novelas de Chandler o Hammet, la personalidad arrolladora del
protagonista, su misterio y la recreación verosímil y atrayente de esos
extraños mundos cargados de robots y extraños humanos; me ha embaucado
por las leyes de las robóticas y me ha hecho plantearme por la mítica
cuestión asimoviana de hasta dónde humano o robot.
Si bien es
cierto que te tiene que gustar la ciencia ficción, para un profano, como
un lémur, la historia te sumerge en mundos lejanos pero reconocibles al
igual que James Ellroy con la ciudad de Los Ángeles en los años 40 o la
Inglaterra Victoriana de Doyle.
Una lectura interesante, con un
universo muy personal, reconocible sobretodo por las decenas de
películas que beben de las fuentes de Asimov y una novela de misterio en
mundos lejanos.
Así que ya no sólo me suena Asimov, sino que me encanta. Ahora a leer "La saga de la Fundación", su obra más famosa.
Cierto es que la obra de Asimov es irregular de puro extensa. Por si sirven unas recomendaciones, ahí van: Bóvedas de acero, Robots del amanecer, Los propios dioses y El fin de la eternidad. Un saludo.
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