Si no estás de acuerdo, comenta que nuevo cuento introducirías en esta subjetiva selección, bien de un autor ya citado o de uno nuevo.
Aquí están 42 cuentos literarios fundamentales de la historia de la literatura:
- "El Aleph", de Jorge Luis BORGES. Porque descubrimos en una mota de polvo el todo, el aleph.
- "El fuego de la hoguera", de Jack LONDON. Porque sentimos el frío de la muerte.
- "El siguiente en la fila", de Ray BRADBURY. Por la calurosa y angustiosa atmósfera donde se desarrolla el cuento y la frialdad enfermiza del protagonista.
- "Un día perfecto para el pez plátano", de J.D. SALINGER. Por la vacuidad de la realidad de Seymour capaz de desencadenar un final aparentemente sorprendente pero previsto por el genio desde la primera palabra.
- "Casa tomada", de Julio CORTÁZAR. Por la inquietud que transmite días, semanas o meses después de leerlo. Nunca se olvida.
- "El corazón delator", de Edgar Allan POE. Por la insignificante y poderosa excusa de la telilla del ojo para el asesinato
- "Los crisantemos", de John STEINBECK. Por el leve gesto del viajante capaz de perforar el alma de la mujer.
- "Enoch Soames", de Max BEERBOHM. Por su ritmo, su juego literario, su ironía y por el soez diablo.
- "Bartleby el escribiente", de Herman MELVILLE. Por una de las frases más inquietantes del cuento literario "Preferiría no hacerlo".
- "Lady Turton", de Roald DAHL. Por el instante, antes del desenlace, en que presientes, al igual que el protagonista, el final más terrible.
- "Orgullo", de Alice MUNRO. Porque nuestra mirada va cambiando, se vuelve más cálida, al relatar una enternecedora historia de dos perdedores.
- "La gallina degollada", de Horacio QUIROGA. Porque aunque intuyes la tragedia final no quieres que suceda, mas sabes que es inevitable.
- "La esperanza", de Villiers de L´ISLE ADAM. Por crear al personaje más cruel de la literatura.
- "Los pocillos", de Mario BENEDETTI. Porque lo que parece oculto a todas luces, es una realidad a vista de todos.
- "A y P", de John UPDIKE. Por retratar la naturaleza humana, especialmente la masculina, con toda crudeza y sórdida realidad; y con humor.
- "La despedida", de Ignacio ALDECOA. Por el instante reflejado. Por la brevedad de una primera y anciana, no sabemos si definitiva, despedida, en la que todo lo demás no importa. Todo lo demás es baladí.
- "La ventana abierta", de SAKI (Hector Hugo Munro). Por la manera de manejar el ritmo literario; auténtica pieza de orfebrería.
- "Brasas de agosto", de Luis Mateo DÍEZ. Porque este maestro narrador nos traslada al instante final de un amor imposible de manera extraordinaria y preciosamente sutil.
- "El nadador", de John CHEEVER. Porque el paso del tiempo, nadando en piscinas, sólo puede ser a peor.
- "Matar a un niño", de Stig DAGERMAN. Por la concatenación de hechos inocentes que convergen en una tragedia humana inefable.
- "El lobo", de Herman HESSE. Por describir la naturaleza humana salvaje y la naturaleza salvaje humana tan bellamente.
- "La mujer", de Juan BOSCH. Por la poesía con la que describe la ruindad humana.
- "La inundación", de Rudyard KIPLING. Por los sonidos y olores que percibimos al leerlo, que nos trasladan a una indómita naturaleza.
- "El falso autoestop", de Milan KUNDERA. Porque al jugar nos podemos quemar, y el amor es fácilmente inflamable.
- "La cigarra", de Anton CHEJOV. Por la profunda tristeza que te invade cada palabra, cada expresión de Olga, aunque ella no quiera, cada realidad descrita.
- "Quien quiera que hubiera dormido en esta cama", de Raymond CARVER. Por las inquietantes llamadas que desestabilizan toda nuestra ficticia realidad.
- "Punto muerto", de Barry PEROWNE. Porque cree descubrir el clásico enigma del asesino de la habitación cerrada.
- "El ahogado más hermoso del mundo", de Gabriel GARCÍA MÁRQUEZ. Por la irreal normalidad con la que viven un hecho excepcional. Fantástico.
- "Una tragedia estival", de Arna BONTEMPS. Porque es uno de los mejores cuentos sobre la tristeza, por lo tanto, sobre la vida.
- "El tren", de Flannery O´CONNOR. Por retratar con maestría un instante de vértigo vital que marcará a su protagonista toda su vida.
- "Natación", de Virgilio PIÑEIRA. Por retorcer la percepción de la realidad hasta lo imaginable ne apenas unas líneas.
- "El niño lobo del cine Mari", de J.M. MERINO. Por la maravillosa y tierna reinterpretación del mito del niño lobo.
- "La vida secreta de Walter Mitty", de James THURBER. Por su capacidad de hacernos soñar.
- "El otro hombre", de Miguel DELIBES. Porque una casualidad nos desenmascara frente al otro.
- "Bernardino", de Ana María MATUTE. Por reflejar con maestría y naturalidad el momento de la primara decisión.
- "La oveja negra", de Augusto MONTERROSO. Por la irónica y humorística brevedad con la que refleja la crueldad humana.
- "Muerte en el estío", de Yukio MISHIMA. Por el sutil final cargado de belleza y profunda tristeza que, en cambio, calma a ritmo de las olas suavemente la angustia.
- "La estrella sobre el bosque", de Stefan ZWEIG. Porque un olor, un gesto puede marcar una vida hasta su fin.
- "Donde el fuego nunca se apaga", de Mary SINCLAIR. Porque el averno es más cruel de lo que nos pudiéramos imaginar.
- "Descenso a los infiernos de la imaginación", de Marcos DENEVI. Por el juego de ficción y realidad, autor y actor.
- "Redacción", de Quim MONZÓ. Porque la voz narrativa es la de un niño.
- "La conversión de los judíos", de Phillip ROTH. Por el humor que provoca una exagerada pero real situación religiosa-juvenil.