"...el cuento literario condensa la obsesión de la alimaña, hace perder al lector contacto con la desvaída realidad que le rodea, arrasarlo a una sumersión más intensa y avasalladora. De un cuento así se sale como de un acto de amor, agotado y fuera del mundo circundante, al que se vuelve poco a poco con una mirada de sorpresa, de lento reconocimiento, muchas veces de alivio y tantas otras de resignación"
Julio Cortázar: "Del cuento breve y sus alrededores"

martes, 19 de febrero de 2013

"AL FARO", de Virginia Woolf.

Hace unos días leí a Borges, a Jorge Luis, -referente en cuanto a ¿todo?, discutible, aunque no en lo que a literatura se refiere-, en "Biografías sintéticas"que Virgina era una de las inteligencias e imaginaciones más delicadas que ensayaban felices experimentos con la novela inglesa, por lo que comencé a leer "Al faro".
Mi sorpresa ha sido mayúscula, muy gratificante, me he encontrado con una lectura profunda, hermosa. He descubierto que leyendo a Virginia es como tener todos mis ligeros y profundos pensamientos en unas líneas.; te sientes identificado con sus sueños, sus miedos e inseguridades. Te sientas a cenar como observador en aquella mansión decrépita de la familia Ramsey y es como si abrieses los cerebros de cada uno de los comensales, y no son pocos, para que vayan surgiendo todas sus conexiones, sus desidias, sus bondades, sus desprecios.  (SEGUIR LEYENDO)

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