El escritor chileno Roberto
Bolaño se ha convertido con
el paso del tiempo en un escritor de referencia. Un estilo novedoso y
sorprendente que aún pervive, hechuras de gran narrador, historias sobre
personajes a la deriva y escritores malditos, todo unido a su muerte prematura
(2003) que dejó inacabada su obra más importante "2666", para muchos
ha sido la última gran novela hispanoamericana, le han convertido en uno de los
referentes culturales y el escritor del final del siglo XX, llegándole a
compararle con Borges o Cortázar.
Es con la obra de este último
"Rayuela", con la que se identifica "Los
detectives salvajes", el libro del que vamos a referir. Novela coral,
con un tenue hilo conductor casi imperceptible, o simplemente pretexto, que es
la vida de dos poetas Arturo Belano y Ulises Lima en su búsqueda de una
misteriosa escritora mexicana, Cesárea Tinajero. Pero si esperan encontrar una
novela del viaje como metáfora de búsqueda o con una línea narrativa habitual,
olviden esta novela. El mérito de Bolaño estriba precisamente en todo lo
contrario, en lo que sentimos al pasar sus hojas y no entender a dónde
vamos, en lo que percibimos sin comprenderlo en su totalidad, en el humor que
intuimos en las vidas desgraciadas de los personajes, en los amores imposibles
o fracasados de vidas a la deriva en búsqueda de no sé sabe qué, en el ambiente
que respiramos.
Al leer "Los
detectives salvajes", nos traslada a otro paradigma, a otro registro;
tal vez a los documentales sobre vida de personajes donde testigos nos narran
su relación con una persona de manera parcial pero que en conjunto nos da una
globalidad del mismo; o tal vez esas composiciones de trozos,
"collage", que mezclando géneros, materias y estilos conforman una
gran obra total aunque no entendamos su totalidad o sólo percibamos extremos.
En varios momentos piensas en abandonar, pero no puedes. Te
atrapa.
Lees sin poder
despegar tu conciencia de las historias; tantas historias como personajes que
además se entrelazan sus vidas, desaparecen para después, casi 200 páginas
después, diez años ficticios, volver a surgir como en la vida. Escritores
fracasados, poetas de militancia juvenil (como la mayoría), artistas que
triunfan (los menos), “reales visceralistas” (movimiento poético de los
protagonistas), aunque qué más da; locos, prostitutas, misterios nunca
resueltos, editores, secuestradores de Octavio Paz, matones, huidas, mitos,
fracasos…; amores verdaderos, sexo oloroso, relaciones hundidas, hijas perdidas;
universitarios, inadaptados, camareras, arquitectos, camellos, soñadores, espadachines
y agotados viajeros; México, España, Israel, Tanzania, Estados Unidos.
Todo esto y mucho
más, conforma el universo Bolaño.
¡VAYA CAOS! Lo leeré, lo tenía en mente y había comenzado alguna vez pero nunca había continuado. Cambiaré de REGISTRO como me indicas. Gracias por esta bonita referencia.
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