"...el cuento literario condensa la obsesión de la alimaña, hace perder al lector contacto con la desvaída realidad que le rodea, arrasarlo a una sumersión más intensa y avasalladora. De un cuento así se sale como de un acto de amor, agotado y fuera del mundo circundante, al que se vuelve poco a poco con una mirada de sorpresa, de lento reconocimiento, muchas veces de alivio y tantas otras de resignación"
Julio Cortázar: "Del cuento breve y sus alrededores"

jueves, 4 de diciembre de 2014

Kundera siempre Kundera

El escritor checo, desde hace unos años también francés, nunca defrauda. Es un seguro. Lo mismo da que escriba sobre "La inmortalidad", que sobre "La insoportable levedad del ser" (lo que hubiera dado por escribir tan sólo el título de esta maravillosa novela) o sobre "Los amores ridículos", libro del que vamos a tratar, todos sus textos rezuman calidad literaria por sus poros. Vocabulario preciso, imágenes hermosas, potentemente evocadoras y coherentes con el texto, ritmo adecuado, siempre, y una ironía que te hace percibir la realidad de manera diferente, literaria, hermosa y mísera.
A Kundera le gusta indagar sobre la naturaleza humana y lo hace desde diferentes visiones, temática y profundidad, pero siempre con maestría dejando al lector ese regusto amargo pero delicioso con el que la vida te obsequia.
"Los amores ridículos", es un libro que no conocía, una colección de siete relatos breves escritos en los finales años 60 en los que, poniendo la excusa del amor, ahonda en una temática muy Kunderiana podríamos decir. Las mentiras piadosas que llegan a ser enfermas; juegos de amor infantiles pero que se convierten en peligrosos para con el otro y uno mismo; en personajes confusos que confunden y que no son más que el deseo de lo que les gustaría ser porque ellos apenas son; o personas incompletas, carentes de amor, que llegan a ser ridículas y aborrecibles por sus conductas mas llegas a comprender y amar; las inseguridades propias de un hombre maduro que necesita el continuo sentimiento de gustar para sobrevivir.

Especialmente me ha gustado "El falso autoestop", relato donde los protagonistas sin quererlo comienzan a jugar a considerarse extraños para el otro pero que, sin poder huir de esos personajes creados y a la vez odiados, van dañándose hasta casi destruirse. Relato condensado, potente y trágico donde Kundera nos hace reflexionar sobre la fragilidad amorosa, y que os invito a leer.


Kundera siempre Kundera; Kundera nunca defrauda.

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