"...el cuento literario condensa la obsesión de la alimaña, hace perder al lector contacto con la desvaída realidad que le rodea, arrasarlo a una sumersión más intensa y avasalladora. De un cuento así se sale como de un acto de amor, agotado y fuera del mundo circundante, al que se vuelve poco a poco con una mirada de sorpresa, de lento reconocimiento, muchas veces de alivio y tantas otras de resignación"
Julio Cortázar: "Del cuento breve y sus alrededores"

viernes, 28 de octubre de 2016

El desierto de Buzzati

Las novelas que dejan eco, en mi experiencia, no son las que describen muchos hechos acontecidos, ni en las que suceden innumerables giros maravillosos, ni siquiera las que describen pasiones tormentosas o infamias crueles; éstas sólo nos entretienen.  Las historias que permanecen son las que conectan directamente con nuestro ser; las que reverberan con el paso de los años en nuestra persona son las narraciones que nos cuestionan sobre nuestra propia existencia. Un clásico conecta directamente con nuestros miedos, deseos, turbaciones, sueños. El desierto que creo Buzzati en 1940 es una de estas novelas.

"El desierto de los tártaros" de Dino Buzzati narra la llegada a la fortaleza Bastiani del teniente Giovanni Drogo y los años que transcurre en ella mientras espera, junto al resto de soldados, la llegada de los invasores tártaros.

                                              
El mérito de esta obra, considerada para muchos como una obra maestra, incluyendo al gran Borges (sólo por ello hay que leerla), es que cuenta a través de una gran metáfora el sentido o no de la vida.
Aparentemente no sucede nada reseñable. Los personajes parecen contentarse con poco, aunque siempre tienen el anhelo de trascendencia. Pasan los años y la búsqueda de notoriedad, de aventuras, de pasiones se van debilitando en Giovanni Drogo; las decepciones con los otros y con uno mismo se suceden como parte habitual de una existencia, los fracasos no perturban fuertemente a nuestro protagonista tan sólo van pincelando la vida.
 Sin darte cuenta (que mérito tiene Buzzati), los años trascurren para nuestro protagonista al igual que las hojas de la historia para llegar al final, como en la vida. La historia nos hace percibir el "Tempus fugit" como una camino inevitable de decepciones.

No esperen divertirse, ni conocer lugares exóticos, ni ser protagonistas de una gran historia de amor leyendo esta novela, prepárense para comprender o no algo de la vida humana. Tan sólo y tan profundo; tan sencillo y maravilloso.

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