Con tanta oferta, también hay lugar para la cultura. No creo que exista ciudad importante sin su representación de "El Cascanueces" de Piotr Llich Tchaikoski; ese paso a dos maravilloso en el encuentro entre el cascanueces y la niña protagonista, esos bailarines de danzas árabes o rusas o un largo etcétera. Sin embargo apenas habrá quien sepa que el texto original es de un escritor romántico alemán llamado E.T.A. Hoffman, quien escribió el cuento original "El cascanueces y el rey de los ratones" y que sufrió una primera adaptación de la mano de Alejandro Dumas(padre), en la que se basó el compositor ruso.
Hofmann tuvo un estilo sumamente particular y recomendable. Añadió al uso imaginativo, propio del romanticismo, elementos sobrenaturales, la mayoría relacionados con el mundo de los sueños. Publicó varios cuentos interesantes recopilados en "Los hermanos de San Serapión" donde incluyó el citado cuento y escrito para los hijos de un amigo. Se anticipó a una realidad psicológica del niño en la que luego profundizó el pedagogo Piaget: confusión de realidad y fantasía. Y, de alguna manera, revolucionó la literatura infantil fantástica de su época, con la que fue muy crítica, dotándola de mayor imaginación y onirismo.
Para finalizar recomendarles un cuento inquietante, aunque hoy seguramente superado por el cine fantástico o de terror, en el que Hoffman profundiza, una de las primeras veces de la historia, en el mundo de la hipnosis y el sueño en "El magnetizador". Historia de la literatura de calidad.
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